Crónica Alcalareña: La Casa de Alba y Alcalá de Guadaíra

Al parecer Alcalá de Guadaíra se ha convertido en la capital mundial de la prensa rosa durante unos días. Primero por la entrada en prisión de Isabel Pantoja y segundo debido a que la Duquesa de Alba en un principio iba a hacer incinerada en el cementerio alcalareño debido a que el crematorio del cementerio de Sevilla estaba estropeado. Quizás para muchos de los alcalareños piensen que la única conexión histórica existente entre la Casa de los Alba y Alcalá de Guadaíra sea solo este episodio mortuorio. La realidad es muy diferente debido a que tenemos vecinos en la ciudad que pueden llamar “primo” al actual Duque de Alba. Lo siguiente que relataré fue narrado por un profesor que entonces trabaja en el IES Tierno Galván de Alcalá de Guadaíra. Según cuenta la historia durante el siglo XIX la Casa de Alba tenía un palacete en Alcalá, en la cuesta del Águila, y cada verano celebraba una fiesta donde se reunían las familias aristócratas de la zona como los Guzmán, los Marqueses de Gandúl y la burguesía adinerada. Una de estas fiestas llego al oído de un burgués que tenía fama de “don Juan” en Alcalá y que su familia estaba prácticamente en la ruina. Y como era un buen vividor se puso sus mejores galas y se presento en dicha fiesta. Sería en esta fiesta donde este joven conocería su futura esposa, una mujer que le duplicaba en edad, era poco agraciada y rondaba los cuarenta. Jamás se le había conocido pretendiente. Pero este joven alcalareño se fijo en ella por dos motivos; por ser pariente del Duque de Alba y por su fortuna. Se presento y noche a noche fue a visitarla hasta que esta mujer quedo enamorada de él. Al tiempo se celebró la boda y los futuros cuñados del novio le preguntaron si realmente quería a su hermana, acto que él respondió “¿Le habéis visto la cara?”. Actualmente sus descendientes son una de las grandes familias panaderas de la ciudad, que un miembro de esa familia es profesora en un instituto de Alcalá pero toda familia tiene su oveja negra y es algo extraño porque ellos repudian a aquel joven vividor burgués del siglo XIX como una rama torcida en su árbol genealógico, pero sin él no hubieran sido nada a día de hoy.

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