Slenderman, el demonio de internet

Este post hoy no es más que una reflexión sobre los actos que podemos hacer para conseguir un poder o también como algo creado por nosotros en un momento muy reciente en el tiempo a nosotros puede modificar tan rápidamente la conducta humana y más la de los adolecentes o a los niños.

A todos nosotros de pequeños nuestras madres y abuelas siempre nos contaban relatos que eran protagonistas los peores demonios que pueden existir para un niño: el Coco, el Hombre del Saco, el Saca Manteca o la Mano Negra.

La única obsesión que nos creaba era de pánico de terror ante esos seres populares y repulsión hacia ellos. Pero algo ha cambiado hasta el punto de crear una admiración y devoción por estos seres oscuros hasta querer convertirse en acólitos o discípulos de ellos.

Hace solo unos días dos chicas de tan solo doce años, en Wisconsin (Estados Unidos) acuchillaron y apuñalaron a otra amiga 19 veces con el único fin de sacrificarla para ofrecérsela en un ritual a Slenderman o Hombre Delgado para convertirse en sus acólitas. La víctima fue salvado por un ciclista que paso por la zona.

¿Quién es este Slenderman? Este ser no es más que un bulo de internet un ser nacido en el 2009 en un foro de internet y posteriormente utilizado en un concurso de fotografías donde se observaba a la criatura escondida en un parque en el mismo momento que observa a unos niños que juegan tranquilamente. Un hombre alto, delgado, sin rostro, viste un traje negro y que además posee tentáculos con lo que atrapa a los niños.

Según la "leyenda" solo puede ser visto por niños  y estos son secuestrados por Slenderman a una mansión que se encuentra en el interior de un bosque frondoso. Este ser no es más que la modernización del Coco o el Hombre del Saco.

Pero debemos tener cuidado con aquello que leemos en internet sobre que es real o no y sobre qué tipo de persona lo lee. Cualquiera puede crear un leyenda, un ser y toda una mitología que lo rodee pero debemos saber que es verdad y que es mentira y sobre todo no invocar fuerzas que se nos escapan a nuestra realidad.