LA MALDICIÓN DEL FARAÓN MICERINO
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La maldición de los
faraones se ha hecho bastante común gracias a la literatura, el cine y las
múltiples series de televisión que de algún modo han creado un mito. Un mito
que realmente basado en hechos reales dentro del campo de la arqueología o de
la egiptología, según este caso, sobre sucesos o accidentes que se han
producidos en torno al descubrimiento de momias o de algún faraón importante.
Lo que expondré a continuación podría entrar dentro de estas famosas
maldiciones faraónicas que se produjo en la costa oriental española, en aguas
del Mediterráneo.
Debemos situarnos
en el siglo XIX, exactamente en 1837. El mundo prácticamente se había
descubierto todo, y serían los años de las grandes expediciones dentro del
continente africano debido a que era el más desconocido o por los océanos, un
año antes Darwin había regresado de su viaje alrededor del mundo. Estos nuevos
viajes o expediciones jugaban un papel fundamental en el conocimiento de los países
europeos. No debemos extrañarnos que también por el nuevo espíritu del Romanticismo la búsqueda de los
origines del ser humano y las antiguas civilizaciones estaban a la orden del
día. Esto serían los años donde los grandes museos como el Museo Británico
estaban empezando a crear sus grandes colecciones de arte babilónico, griego o
egipcio.
Y será en Egipto donde en 1837 un peculiar personaje, el
coronel Richard Williams Howard Vyse ande merodeando las grandes pirámides de
Guiza. Gracias al trabajo de Howard Vyse sabemos el nombre del faraón Keops, a
quien le atribuimos la Gran Pirámide. Pero lo que si debemos señalar es el
cuestionado método de trabajo de Howard Vyse en Egipto, concretamente con las
pirámides, porque literalmente entraba dentro de ellas mediante el uso de la
dinamita. Una de sus ambiciones en la meseta de Guiza era encontrar el gran
tesoro funerario de Keops dentro de la cámara del rey en la Gran Pirámide. Pero
para su sorpresa cuando llegó no encontró absolutamente nada.
Recordemos que el saqueo de tumbas era una práctica
bastante habitual desde familiares, conocidos de los propios funcionarios,
sacerdotes y de los arquitectos durante la época egipcia. Pero no olvidemos las
futuras profanaciones durante el tiempo de la expansión musulmana por el norte de África, como dato interesante
debo mencionar que las pirámides se usaron como canteras para la construcción
de la ciudad del Cairo e incluso con la invasión de las tropas napoleónicas, pocas
décadas antes de la llegada de Richard Williams Howard Vise a Egipto, estas
también saquearon diversas tumbas y pirámides además de dejar graffitis de
falos masculinos o sus propias firmas como podemos encontrar en las diferentes tumbas del Valle de los
Reyes.
Tras no encontrar nada de ningún valor económico en la
pirámide de Keops siguió en su empeño de encontrar algo que llevar a Londres
proveniente de la meseta de Guiza y decidió adentrarse dentro de la pirámide
Micerinos, la más pequeña de las tres y la que tiene delante tres pirámides
pequeñas o también conocidas como pirámides satélites.
Tras adentrarse en ella, el resultado fue similar a la de
Keops cuando llegó a la cámara del rey. No encontró absolutamente nada exceptuando
el sarcófago de piedra donde una vez estuvo el féretro egipcio que todos
tenemos en mente junto al cuerpo sin vida del faraón. Y una estela funeraria de
madera donde se alzaba el lado divino de Micerinos como padre de Egipto además
de algunas oraciones para que alcanzará el Otro Mundo. Sin pensarlo dos veces
se llevó tanto el sarcófago como la estela para Londres. En octubre de 1838 el
sarcófago de Micerinos a bordo del barco Beatrice zarpó desde Alejandría hacia
Malta donde haría escala para reponer víveres de camino a Londres. El sábado 13
de octubre abandonaría Malta para llegar a Londres. Días después la goleta
Beatrice entró dentro de una terrible tormenta cerca de la costa mediterránea
española y será ahí donde llegue la tragedia. En las aguas de la ciudad
murciana de Cartagena naufragaría el Beatrice con el sarcófago de Micerinos en
su interior. Dejando a la estela funeraria como el único tesoro que llegaría a
Londres debido a que esta viajó dentro de otro barco desde Alejandría, y a día
de hoy se puede visitar en el Museo Británico.
A fecha actual el Beatrice sigue en aguas españolas esperando
que el sarcófago regrese a su pirámide. Ha existido grandes problemas legales
entre Inglaterra, España y Egipto por el derecho de propiedad de este sarcófago.
Hasta que se llegó a un acuerdo entre estos tres países para dejar el sarcófago
donde se encuentra en la actualidad con el fin de no crear una "guerra
burocrática". A día de hoy la tumba que una vez albergó el cuerpo sin vida
del faraón Micerinos se encuentra ahí bajo las aguas mediterráneas. Maldición o
casualidad este suceso ayudó a crear parte del gran mundo de las leyendas de
las momias faraónicas.
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