El caso del Dr Frankenstein y el perro Can Cerbero
La muerte. Ese umbral que todos debemos de traspasar, que ningún mortal ha conseguido derrotar a la Parca. Pero desde los tiempos más ancestrales hemos intentado mediante hechicería o magia negra devolver la vida a nuestros difuntos.
Ese mito solo era eso, un mito. Hasta la llegada de la electricidad de la mano de la Revolución Industrial. Hoy no nos damos cuenta del poder de esa bestia a la que llamamos electricidad es capaz de hacer. Nos rodea y vive diariamente con nosotros hasta llegar al punto que se ha convertido en un "parásito" para la humanidad y dependiendo en gran medida de ella.
Pues que deberían pensar las personas del siglo XVIII cuando fueron testigos de aquello que parecía magia y poder del Maligno o del propio Dios. Crear la "luz" a partir de la "nada"
Pero la obra el Romanticismo de Mary Shelly, Frankenstein, solo un ingrediente más para buscar el camino e los inmortales dioses. Pero anterior a esto y con la electricidad recién descubierta. Ya fueron muchos los pioneros en crear sus propios mosntruos a partir de cuerpos muertos. Poor ejemplo de uno de los primeros que tenemos constancia es de Galvini, un italiano de la Italia profunda. Mediante descargar eléctricas conseguía delante de cienos de testigos revivir perros, gatos, ratas, ect. Al asombro de los niños italianos que se escondian detrás de sus madres aterrorizados y adultos cuyo pánico se apoderaba de ellos vieron como alguien rompía las leyes de la naturaleza.
Viajemos a la comunista Unión Soviética, año 1928, de la mano del doctor Demikhov. Quien tras estudiar el sistema sanguíneo y biología canina consiguío traer del mundo del mito grecolatino al mundo real a una de las bestias mas características. Can Cerbero, el guardián del Inframundo y custodio de los muertos.
Tras decapitar a un cachorro consiguió translantar esa cabeza a el cuepor de un can adulto. Y para asombro de los testigos ese perro con "biséfalo" logró vivir alrededor de una semana.
La notas llevaba por Demikhov y sus ayudantes fue la siguiente. El cuerpo receptor siguió la vida normal como cualquier otro perro. E incluso ambas cabezas llegaban a interactuar.
La cabeza del cachorro era más agresiva de la normal, al principio le mrdia al receptor pero llegó a "aconstumbrarse" a su compañero y siguió viviendo omo cualquier otro peroo como beber leche. Pero a los científicos le daba la impresión que ese cachorro era conciente de lo que le había pasado, que ese cuerpo no era el suyo.
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